domingo, 28 de agosto de 2011

¿Surrealismo?, ¡dos tazas!

Una mano que dibuja otra mano, muy escheriano, ¿no? Es cuestión de sentirse un poco rana. ¿Y el queso? Átale, demoníaco Caín, o me delata. Languidece la tarde. Sí. Y un rábano. ¿Y mis margaritas? Sentido y sensibilidad. Sí, claro, seguro, lo que tu digas. Antonio no lo es, pero Juan tampoco; nótese la ironía, fina como un cactus. Grosso modo. No te líes la manta a la cabeza. Otro rábano. ¿Más rábanos? Cielito lindo junto a la boca. Rasga el rojo ruido, retorcido rufián. Lo siento, está ocupado. Maraca. Maraca, maraca y maraca. ¡Cuantas chispitas! No, si el color es bonito, pero no me pega al ojo, que quieres que te diga... ¿Pero ese es tu nombre de verdad, o solo un apodo? Polisíndeton, perífrasis y (redoble, por favor)... ¡¡sinestesia!! Le pegó un mordisco y se quedó sin dientes, el muy animal. Uy uy uy, en cuanto pare el viento va a ponerse a llover, seguro. Lacustre. ¿Simple? Tendencioso, desde luego. ¿A quién le importa?, es más, ¿quién sabe donde? Ya estamos con los dichosos porqués, ¿es que siempre tiene que haber un porqué? Ay, hacía mucho que no lloraba de risa. Perogrullo. ¿Otra vez rábano? Gracias Manu. Mira, ya se abre. Punto y final.

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