domingo, 30 de octubre de 2011
Me apetece sonreír
Un parsimonioso sorbo de un espumoso café con leche. Un nocturno paseo con la única guía de estrellas y luna de verano. Una rápida carrera bajo las gotas de un chaparrón inesperado, del resguardo del alero de un edificio al de enfrente. Risas de niños, entrecortadas por jadeos y gritos de interminables juegos de persecuciones por el parque. Un copo de nieve que cae sobre la palma de la mano y se deshace en agua por momentos. El olor del pan recién tostado al crujir quejoso en el primer mordisco de la mañana. Una mano, mimosa, que entrecruza lentamente los dedos con los de la tuya. Silbar una canción animosa y notar que alegra el alma. Reír hasta que duela la mandíbula, hasta que las lágrimas corran a colarse en una boca desencajada de disfrute. Suspirar suavemente en esa mañana sin despertador bajo el peso de la ropa de cama que hornea a fuego lento ensoñaciones perezosas. Notar el viento en la cara mientras peina con fuerza el cabello y trae olores de hierbas silvestres, o de salitre, o del humo de esa hoguera que canta canciones al son de una guitarra. Rasgar el cielo con la mirada, serpenteando los ojos al mismo ritmo que el fugaz relámpago de esa tormenta que trae olor a pueblo y recuerdos; esperar que la voz del bajo que siempre le acompaña lo inunde todo con su ronquido hasta hacer que tus hombros se agiten en un repentino escalofrío. Saborear el silencio de la página que se torna de ese libro que no puedes dejar de leer, y fascinarte al descubrir un nuevo giro del argumento. Sembrar una sonrisa en unos ojos que te miran, brillantes y francos. Y tantas, tantas, tantísimas cosas más...
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vaya, pues si que hay sequía, si... los chinos dicen que el 2012 es el año del dragón pero yo creo que por aquí es el año del Sahara.. :)
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