sábado, 24 de septiembre de 2011

Bienvenido a su sucursal

Introduzca su clave personal, si no le importa... Bien... sí, todo correcto. Con esto hemos acabado las comprobaciones. Ahora, si es tan amable, por favor, acompáñeme, es por aquí. Como ve mantenemos las mismas medidas de seguridad que en su última visita. Bueno, en realidad las hemos reforzado, pero lo hacemos de forma transparente para nuestros clientes, de forma que no tengan porque pasar por más molestias que las necesarias. Aquí hay que girar a la derecha, cuidado con el escalón. Bien, es al final de este pasillo. Debe usted estar seguro: nadie, bajo ninguna circunstancia, puede acceder a ello; a menos que usted de su consentimiento, claro. Pero asegúrese de que sea gente de su estricta confianza porque, como usted, dispondrán de la capacidad de dar acceso al mismo a otras personas. Nosotros le recomendamos que lo mantenga como hasta ahora: solo a su propia y única disposición. Pero depende de usted, por supuesto. El cliente siempre tiene la razón, jejeje. Espero que tenga su llave a mano, la vamos a necesitar. Ahora sí, ya estamos, esta es la cámara acorazada. Un segundo, por favor.

Bien, adelante, ya podemos pasar. El suyo es... veamos... este de aquí. Bien, ahora yo introduciré mi llave en esta cerradura, usted debe introducir la suya en la otra. Eso es. Ahora, cuando cuente tres, giraremos la llave los dos a la vez, ¿de acuerdo?. Una, dos y tres. Muy bien, perfecto. Retire su llave y apártese un poco por favor. Ahora... ya... ya lo tengo. Bien, acompáñeme tras esa puerta: es la sala de custodia.

Bien... aquí estamos. Se lo dejo sobre esta mesa. Ahora yo me retiraré de nuevo a la cámara acorazada y usted se quedará a solas con ello. Ahí, ¿ve esa cerradura? Deberá introducir su llave y girarla. Entonces se desbloqueará el panel. A continuación introduzca su número secreto (no el general, sino el particular, ya me entendió antes cuando se lo expliqué, ¿verdad?). Bien, una vez hecho esto, se abrirá y estará a su disposición. Como le digo, yo estaré ahí al lado. Haga lo que tenga que hacer y, una vez hecho, cierrelo todo de nuevo. Es automático, no necesita hacer nada, solo cerrarlo. Cuando ya este cerrado y solo entonces, ...¿ve el botón verde, junto a la puerta? Lo pulsa, la puerta se abrirá, yo entraré y lo volveremos a guardar todo a buen recaudo. Si tiene cualquier duda pregúnteme ahora, o bien use el intercomunicador, el que está junto al botón verde (¿lo ve?), para avisarme de lo que sea una vez esté yo fuera, con plena confianza.

¿Todo entendido? Pues bien le dejo con su deseo. Como sabe puede abrirlo, modificarlo, eliminarlo, sustituirlo... creo que está al corriente del funcionamiento, no es el primer deseo que le guardamos, ¿verdad? No, jejeje, usted es un viejo cliente, lo sé. Pero no está de más recordar todas estas cosas. Por supuesto, sea lo que sea que contenga su deseo seguiremos ingresando en su cuenta particular los intereses correspondientes por la ilusión, ganas y esperanzas que le correspondan, en función, como no, de la intensidad y el anhelo con que usted lo viva. Ya sé que sabe muy bien como va todo esto, pero nos conoce y es política de empresa recordárselo a nuestros clientes en cada visita. Por último, y disculpe si digo cosas obvias, que sepa que cualquier modificación, sustitución o eliminación del deseo puede acarrear el consiguiente cargo de desilusión y decepción en su cuenta, de nuevo en función del deseo y de todos los condicionantes que ya seguro que conoce y... bueno, no le entretengo más. Ya sabe, estoy al otro lado de esa puerta. Le dejo a solas con su deseo. Gracias por confiar en nuestros servicios y nos vemos enseguida. Tómese todo el tiempo que necesite, claro está. Hasta ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario