martes, 27 de septiembre de 2011

El final de sus días

Pasaron los días, las semanas, los meses... Él notaba como su futuro se iba haciendo más y más corto. Pronto no sería de utilidad para nadie; pronto dejaría de poder crear cosas nuevas, de inventar, de dar forma a los sueños que otros soñaban por él.

Le gustaba cuando le trataban con cariño. Cuando se encargaban de afilar su ingenio y se sentía estrechado y arropado con fuerza y suavidad al mismo tiempo. Entonces es cuando se sentía más valioso. Sabía que estaba siendo realmente útil para esas personas que tanto empeño ponían en sacar lo mejor de él. Y eso le hacía darse al máximo y conseguir que estuvieran de lo más orgullosos de aquel equipo que formaban entre todos. Pero él era consciente que esos días se estaban acabando, que el final llegaría muy pronto.

Un día de estos dejaría de valerles para nada, y ese día se desharían de él; encontrarían a otro para su trabajo y se olvidarían de él, como si jamas hubiera existido. Y se acabaría el sentir sus manos firmes y calientes pegadas a su cuerpo. Se acabaría la ocasión de traer a la realidad las imágenes de sus pensamientos. Se acabaría todo lo que él era. Porque él era lo que hacía, y ya nunca más nadie lo usará para hacer nada. ¿Cuanto quedaba para eso? ¿Una? ¿Quizá dos visitas más al sacapuntas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario