martes, 20 de septiembre de 2011

Un día tonto, supongo...

Carda mis sueños entre tus dedos
y escoge un paraíso abandonado
en el que perdernos en ojos y caricias
hasta olvidar que existe el tiempo.

Cuenta la luz de mis pupilas
y esconde suspiros en besos
de eternos pellizcos en un corazón
que despierta al abrazo de tu presencia.

Nada en la plata de la luz crepuscular
la canción del más dulce de los silencios
y dime bien alto, sin pronunciar palabra,
que siempre estarás aquí, en esta noche,
en mí.

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