jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Uno más en la familia?

-¿Lo ha vuelto a hacer?

-Ajá. Está afuera, esperando.

-Qué curioso… ¿Y te he ayudado, como las otras veces?

-Exactamente igual… ¿Dónde lo dejo? Así voy cortando su parte. Se la daremos, ¿no?

-Sí, sí, claro… Ponlo ahí mismo.

-Creo que lo entiende.

-¿Cómo que lo entiende?

-Que entiende lo que quiero hacer. Me ayuda a hacerlo. Y luego me sigue, para que le demos su parte. Es como si lo entendiera y lo hiciera a propósito.

-¿Cuántas veces van ya?

-Esta es la cuarta.

-¿Te das cuenta de que quizá no pueda hacerlo por sí mismo? Quizá, sí no le diésemos nosotros su parte, se moriría.

-Sí, es posible. Cojea mucho.

-¿Por eso lo abandonarían los demás?

-Quizás huyó.

-Quizás…

-Ya lo tengo cortado, voy a…

-¡Cuidado! ¡Mira!

-¿Qué…?

-¡Ha entrado!

-¡A pesar del fuego!

-Está claro que no es como los otros.

-Pero está muerto de miedo, ¡fíjate!

-Y de hambre, seguro… si no, no habría entrado.

-¿Se lo doy aquí o se lo echo fuera?

-Dáselo aquí, a ver que hace...

-Toma, pequeño…

-¿Cuánto tiempo tendrá?

-Por su tamaño… yo diría que no mucho. Es posible que sea de este año.

-Míralo, con que hambre come… y parece que... como si estuviera a gusto aquí dentro; ya no parece tan temeroso...

-Es extraño. Quizá podría… quedarse aquí… podríamos… seguir usándolo y…

-Y que nos ayudara, sí. Por lo que dices, es muy útil asustando a la caza, haciendo que venga hacia nosotros.

-Podría ser como… un ayudante, uno más de la partida.

-Ya iremos viéndolo, sí…

-¡Mira como mueve la cola!

-¿Por qué hará eso?

-No sé… parece contento.

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