-¿Lo ha vuelto a hacer?
-Ajá. Está afuera, esperando.
-Qué curioso… ¿Y te he ayudado, como las otras veces?
-Exactamente igual… ¿Dónde lo dejo? Así voy cortando su parte. Se la daremos, ¿no?
-Sí, sí, claro… Ponlo ahí mismo.
-Creo que lo entiende.
-¿Cómo que lo entiende?
-Que entiende lo que quiero hacer. Me ayuda a hacerlo. Y luego me sigue, para que le demos su parte. Es como si lo entendiera y lo hiciera a propósito.
-¿Cuántas veces van ya?
-Esta es la cuarta.
-¿Te das cuenta de que quizá no pueda hacerlo por sí mismo? Quizá, sí no le diésemos nosotros su parte, se moriría.
-Sí, es posible. Cojea mucho.
-¿Por eso lo abandonarían los demás?
-Quizás huyó.
-Quizás…
-Ya lo tengo cortado, voy a…
-¡Cuidado! ¡Mira!
-¿Qué…?
-¡Ha entrado!
-¡A pesar del fuego!
-Está claro que no es como los otros.
-Pero está muerto de miedo, ¡fíjate!
-Y de hambre, seguro… si no, no habría entrado.
-¿Se lo doy aquí o se lo echo fuera?
-Dáselo aquí, a ver que hace...
-Toma, pequeño…
-¿Cuánto tiempo tendrá?
-Por su tamaño… yo diría que no mucho. Es posible que sea de este año.
-Míralo, con que hambre come… y parece que... como si estuviera a gusto aquí dentro; ya no parece tan temeroso...
-Es extraño. Quizá podría… quedarse aquí… podríamos… seguir usándolo y…
-Y que nos ayudara, sí. Por lo que dices, es muy útil asustando a la caza, haciendo que venga hacia nosotros.
-Podría ser como… un ayudante, uno más de la partida.
-Ya iremos viéndolo, sí…
-¡Mira como mueve la cola!
-¿Por qué hará eso?
-No sé… parece contento.
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